Historias de Horcón

Hace 300 años, en 1723, cuando el mundo era muy distinto y en Chile los conquistadores españoles avanzaban por los territorios del país en su afán de colonización, en la remota localidad costera de Horcón -región de Valparaíso- se supo que llegaban unos habitantes desconocidos. Eran los primeros duendes. Según las leyendas, los duendes se vestían de lindos colores, con botines rojos, sombreros amarillos y verdes, más unos guantes brillantes que parecían de oro. El  lugar preferido de los duendes eran los viejos árboles con formas raras que crecían desparramados frente a la playa de Horcón. Ahí se juntaban a conversar, comer y dormir. El más viejo de los duendes tenía su propio árbol con una cama hecha de puras ramas delgadas y con suaves hojas que lo invitaban a dormir más temprano que el resto de sus amigos. Después de la medianoche, cuando había luna llena, el viejo duende se asomaba para mirar los otros árboles y asegurarse que todos ya descansaban. Lo que nadie sabía era qu...

  Relatos, conversaciones y convivencias secretas de duendes, hippies, princesas y robots.  Un viaje por tres siglos con escalas reales e imaginarias en puertos añosos, aeropuertos inexistentes y plataformas de vuelos sensoriales, que tienen pistas sobre las olas. Todo ocurre alrededor de Horcón. Todo es un sueño con despertares repentinos. Hay momentos breves de lucidez aparentemente humana. Casi siempre se mezclan sentires robotizados con emociones profundas heredadas de artesanos de la era del fuego. Los duendes aparecen en escenas sin avisar y sin presentarse. No asustan, vuelan Los hippies parecen dormidos en décadas pasadas. No cantan, fuman. Las princesas encantan cada rincón con su belleza. No caminan descalzas, son siempre observadas. Los robots no se ven, simplemente habitan escondidos y silenciosos debajo de las pantallas de los smartphones. No gritan, susurran. Las historias son elípticas. Se suceden en giros que parecen armoniosos, pero son discretas, algunas cier...